Alimentos adictivos y adicción a la comida

Desde Psicólogos Buenos Aires alertamos del peligro en el consumo de alimentos adictivos, sobre todo los más nocivos, y sus consecuencias cuando se ingieren de forma compulsiva o ansiosa, ya que con el tiempo puede desencadenar un trastorno psicológico y/o físico.

alimentos adictivos

La adicción es la necesidad patológica que siente la persona por conseguir placer a través del consumo de una sustancia o del estímulo producido por ciertas conductas. Dicha necesidad resulta insaciable e incontrolable, afectando psicológica y fisiológicamente a quien la siente. Cualquier cosa podría convertirse en una adicción, y aunque lo más común es la adicción a los psicoactivos tales como las drogas, el cigarrillo y el alcohol, o bien ser adicto a ciertas acciones o actividades como los juegos de azar y las relaciones sexuales, también es posible volverse adicto a la comida, e incluso existen alimentos que, por su composición, son considerados más o menos adictivos que otros.

No se trata de que los elementos que forman parte de estas comidas sean propiamente adictivos, pero por su sabor y algunos compuestos, estimulan el sistema de recompensa del cerebro y producen hormonas que ayudan a disminuir los niveles de ansiedad y estrés; esto, que podría resultar positivo, se convierte en todo lo contrario cuando la persona no es capaz de dominar sus ansias por comerlos, con o sin hambre, y se vuelve dependiente a la sensación de placer que éste les produce.

¿Por qué algunos alimentos son adictivos?

Con frecuencia se dice que los alimentos más sabrosos suelen ser los que causan mayor adicción en las personas, pero ¿por qué sucede esto? La respuesta se encuentra en el sistema de recompensa del cerebro, un mecanismo para la supervivencia que forma parte del sistema nervioso central y que regulado por neurotransmisores, responde a ciertos estímulos de placer o desagrado. Las comidas abundantes en sal, azúcar y grasa, en su mayoría alimentos procesados, forman parte de esos estímulos de placer, y de forma similar a como lo hacen las sustancias psicoactivas, segregan la famosa hormona de la felicidad: la dopamina, que se libera en mayor medida con este tipo de alimentos que con otros más saludables bajos en esos aditivos.

Consumir estas comidas que distan de ser plenamente saludables causa adicción con gran facilidad, e incluso sin que la persona se percate de ello, debido a lo accesibles que son, lo gustosas y la rapidez con la que actúan en el organismo. Resulta más factible volverse adicto a la comida que a las drogas o el alcohol, puesto que la necesidad natural de comer promueve que la persona siempre esté en búsqueda de satisfacer el hambre; la persona comienza a pensar en comidas calóricas que otorgan la sensación de llenura inmediata y causan satisfacción con mayor intensidad. El pensamiento anticipado que lleva a la persona a visualizar la gratificación de comer ciertos alimentos aumenta la necesidad de consumirlos.

Repercusiones de la adicción a la comida

Algunas de las principales causas por las cuales las personas comienzan a padecer adicción a la comida son los trastornos de ansiedad, depresión y el estrés al que se encuentra sometido el individuo, ya sea por problemas personales, laborales, sociales o de cualquier índole. La dopamina que se libera tras comer y saciar la ansiedad; en especial después de comer un alimento considerado adictivo, reduce los niveles de las emociones negativas, lo que hace que la persona quiera seguir comiendo aun cuando no sienta hambre, puesto que no satisface su apetito. Esto solo aumenta su ansiedad por seguir comiendo, y si no lo hace, se detiene la segregación de la dopamina y los sentimientos negativos se perciben con mucha mayor intensidad que antes.

Los alimentos adictivos no calman el afán por comer; por el contrario, aumentan el deseo de seguir consumiéndolos y la frecuencia con la que lo hacen, lo que puede conllevar a desarrollar cierta tolerancia; esto significa que la persona se acostumbra a ellos, por lo cual le producen cada vez menos satisfacción, y terminar por aumentar aún más la ingesta de los mismos.

Como en cualquier adicción, difícilmente alguien adicto a la comida de este tipo se percata de su conducta antes de estar sumergido en el problema, lo cual complica aún más la posibilidad de que intente detener o reducir la ingesta de alimentos poco saludables. Los estímulos de placer que producen los alimentos adictivos pueden llegar a bloquear otras fuentes de satisfacción, haciendo que la persona se vuelva dependiente de la comida para sentir plenitud. Es allí cuando la adicción comienza a volverse peligrosa, alterando el control del individuo sobre su conducta y sus hábitos de consumo, originando desórdenes alimenticios como la obesidad o el trastorno por atracón.

En el caso de la bulimia y la anorexia, no se ha evidenciado que la adicción a la comida produzca estos trastornos, pero éstos pueden surgir como consecuencia de un mal dirigido intento de la persona por controlar la compulsión por comer, ya sea porque siente depresión y ansiedad al comer demasiado, porque está o se percibe a sí mismo con obesidad o bien porque se ha hecho consciente de su dependencia por ingerir descontroladamente ciertos alimentos. Estos trastornos se vuelven entonces el otro extremo de los problemas alimenticios, tan perjudiciales para la salud como la adicción a comer.

Alimentarse inadecuadamente con comidas que en muchas ocasiones resultan poco saludables y con componentes adictivos como sal, azúcar y grasas, no proporciona la cantidad de nutrientes necesarios para el funcionamiento del cuerpo y la buena salud; no provee la energía necesaria para afrontar las distintas actividades del día, produciendo fatiga y debilidad. A su vez ocasionan problemas de digestión, como síndrome de colon irritable y reflujo, y si además no se consumen fibras la persona puede sufrir hemorroides al originarse dificultades para realizar adecuadamente el proceso digestivo.

Otras consecuencias a largo plazo son los problemas de memoria y aprendizaje debido a que los alimentos adictivos y la comida basura generan reacciones químicas en el cerebro que perjudican el hipotálamo, la región asociada al reconocimiento, deteriorando las capacidades cognitivas, además de que las calorías dificultan el proceso de sinapsis neuronal; problemas circulatorios, hiperglucemia y puede aumentar el riesgo de sufrir cáncer de colon, enfermedades cardiovasculares, renales, del hígado, diabetes, demencia y repercusiones tales como artritis, hipertensión y colesterol alto.

¿Cómo prevenir la adicción a algunos alimentos?

Aunque ciertamente algunos alimentos con altas concentraciones de grasas, sal y azúcar pueden ser más adictivos que otros, volverse realmente adictos o compulsivos a ellos depende del grado de responsabilidad que tenga la persona para consumirlos moderadamente. Estas comidas no son nocivas por sí mismas, es el ingerirlas en exceso, lo que resulta perjudicial para la salud. Si se reduce la frecuencia y la cantidad a consumir, no habrá peligro de producirse una adicción. Para asumir responsablemente la ingesta de estos alimentos es necesario que las personas sean conscientes de su comportamiento. Algunas de las señales que pueden alertar sobre la adicción a la comida suelen ser sentir antojos por comidas altas en grasas, azúcar y sal a pesar de estar saciados y no tener hambre, el aumento de la irritabilidad al reducir o eliminar el consumo de alimentos procesados y que surja la idea de comer como el primer pensamiento al estar deprimidos, ansiosos o estresados.

Tras reconocer si existe una dependencia a los alimentos adictivos es necesario reducir el consumo de los mismos, y en lugar de ingerir comidas procesadas que energizan el cuerpo inmediatamente pero cuyo efecto es efímero y termina por causar fatiga, lo ideal es comer sanamente, saciar el hambre y brindar la energía apropiada que el organismo necesita, aunque el proceso sea más lento.

No existe inconveniente con utilizarla comida como recompensa para estimular el buen ánimo y disminuir los niveles de ansiedad, sin embargo, lo más saludable es hacerlo con alimentos naturales en lugar de procesados, de modo que el antojo desaparezca y no aumente el deseo de seguir comiendo. Es importante que si ya existe adicción a algún alimento en particular, ésta no se utilice como método de recompensa, ni siquiera con una pequeña porción, pues el efecto será contraproducente y el afán de comer resurgirá con mayor intensidad.

Otra recomendación es no saltarse ninguna comida, para evitar luego comer en exceso y descontroladamente debido al hambre. Si la persona sufre de ansiedad, un método para liberar el estrés es hacer ejercicio; esto resulta mucho más saludable para el cuerpo y todo el organismo, en especial para el cerebro, que se mantendrá activo. Pero lo mejor es asistir a un psicólogo o psicoterapeuta si la persona sospecha de un trastorno de ansiedad o depresión que no sabe cómo controlar, pues podría seguir buscando estímulos insanos para combatir las emociones negativas y volverse dependiente a ellos, sin llegar a enfrentar lo que en realidad causa estos trastornos.

Psicólogos expertos en el tratamiento para la adicción a determinados alimentos o a la comida en general, afirman que para unos resultados óptimos usan psicoeducación, fomento de la autoestima y técnicas que reemplazan estas conductas adictivas. Además, también hay que diferenciar una adicción alimentaria o simplemente una mala higiene alimentaria. Otro punto clave confirmado por expertos y común a otros tratamientos psicológicos, es la confianza que se tiene que crear entre psicólogo y paciente para así aumentar su seguridad.

 

Los 17 alimentos más adictivos

  1. Pizza: La pizza es un alimento compuesto por varios ingredientes, que contiene elementos naturales, pero también tiene alto contenido de carbohidratos refinados y otros elementos que producen reacciones químicas en el cerebro, como la liberación de la dopamina. Por otra parte, las fibras, el agua y las proteínas propias de la materia prima de la pizza son eliminadas en el proceso de preparación, por lo que el cuerpo absorbe más rápidamente los carbohidratos que componen este alimento; además hay que mencionar que uno de los ingredientes esenciales es el queso, que ocupa el décimo lugar entre los alimentos más adictivos.
  2. Chocolate: Comer chocolate produce la segregación de endorfinas que funcionan como neurotransmisores que generan una reacción de placer inmediata. Además de esto, está compuesto por una alta concentración de grasa que junto con el azúcar, resulta agradable al gusto, por lo que no solo su estímulo en el cerebro sino su sabor resulta irresistible para muchos. Comer una tableta de chocolate cada cierto tiempo no hace daño a nadie, e incluso es saludable consumir una pequeña porción al día; sin embargo, hay que ser moderados con la cantidad de dulce a ingerir, en beneficio de la salud. Nuestra recomendación es consumir chocolate de forma moderada y con una proporción que va entre un 70-100% en cacao. El chocolate proporciona numerosos beneficios a nivel cognitivo pero el azúcar añadida bloquea dichos beneficios y perjudica nuestro organismo.
  3. Snacks: Este tipo de frituras suelen ser un tentempié o aperitivo común para mantener en calma el estómago mientras se espera para la siguiente comida del día. Sin embargo, es uno de las comidas más adictivas, lo cual se debe fundamentalmente al glutamato monosódico, un potenciador de sabor que fomenta el afán de comer continuamente las papas fritas sin saciarse.
  4. Galletas de chocolate: Como el alimento anterior, las galletas de chocolate comúnmente sirven como una merienda dulce. De por sí, las galletas tienen alto contenido en grasas y azúcar lo cual las hace bastante deseables, pero si a eso se le suma el chocolate, el efecto adictivo es casi seguro.
  5. Helado: Con alta concentración de azúcar añadida, grasas hidrogenadas y saborizantes artificiales, el helado es uno de los alimentos con propiedades adictivas que lo hacen deseable al paladar humano, más aún por lo agradable que resulta al consumir algo fresco que ayude a combatir el calor.
  6. Patatas o papas fritas: Las papas fritas son una de las comidas que más gustan en todo el mundo y que resultan más provocativas cuando existe algún antojo de un tentempié. Pero las papas fritas no solo tienen un alto contenido calórico, grasas y sal añadida, sino que además producen las hormonas endocannabinoides, responsables del deseo de seguir ingiriendo aún más el alimento consumido.
  7. Hamburguesas: Las hamburguesas poseen también glutamato monosódico, este potenciador artificial de sabor que resulta ser una sal añadida que impulsa el deseo insaciable de seguir comiendo. Por otra parte, este componente genera reacciones químicas en el cerebro, alterando las emociones y generando adicción a los alimentos que lo contienen. Hay que tener en cuenta que las hamburguesas trituradas con carne directamente desde un puesto de venta de carne o carnicería no lleva tales adictivos y puede ser igual de sano que un filete de carne.
  8. Refrescos o gaseosas: Niveles altos de azúcar, colorantes, ácido fosfórico y, en el caso de los refrescos negros, cafeína, son los ingredientes básicos que componen los refrescos y parte de lo que los hace tan adictivos. En especial la cafeína, un psicoactivo que genera adicción en cualquiera de sus formas, produciendo ansiedad o energía efímera que termina por dejar en estado de fatiga a la persona. Sumado al azúcar, el agua carbonatada y el agradable sabor, las gaseosas resultan ser bebidas que fácilmente causan adicción y que consumimos con frecuencia acompañando nuestras comidas.
  9. Tortas, tartas y pasteles: Grasas y alto nivel glucémico son las principales razones por las cuales los pasteles resultan tan adictivos; más aún si se trata de una torta de chocolate, nata o crema. Si bien la glucosa es necesaria para el cuerpo, el azúcar refinado no es tan saludable como el que se adquiere naturalmente a través de otros alimentos como las frutas; sin embargo, las personas no suelen percibir esta diferencia conscientemente, por lo que cuando sienten necesidad de dulce, piensan inmediatamente en lo más inmediato: tortas que contengan azúcar añadido y que resulten agradables al gusto.
  10. Quesos: Los quesos contienen casomorfina, un péptido muy similar a las endorfinas, pues también genera la sensación de felicidad que ayuda a disminuir los niveles de estrés y ansiedad. Sumado a la sal y la grasa propias de este alimento lácteo, resulta gustoso para muchos, por lo cual produce deseos de comerlo constantemente.
  11. Tocino: El tocino es en sí mismo una capa de grasa, y allí se encuentra la primera razón por la que se considera uno de los alimentos más adictivos. Por otra parte, su aroma particular al ser cocinado, su textura y su sabor resultan altamente agradables al paladar, por lo que son uno de los alimentos más deseables por muchos.
  12. Pollo frito: Alto en sal y grasa debido a su proceso de cocción y los condimentos que se le añaden, el pollo frito es uno de los alimentos más adictivos. La carne de pollo es una de las más suaves y sabrosas, y volverla una comida rápida fácil de adquirir y además muy gustosa, vuelve factible su condición adictiva.
  13. Bollería: Los dulces industriales como las donas o pastas dulces concentran altos niveles de calorías provenientes de azúcar añadido y grasas trans en un volumen pequeño, lo que los hace perjudiciales para la salud pero también muy adictivos, ya que además de ser muy sabrosos, son una alternativa rápida para conseguir y almacenar energía fácil de procesar.
  14. Palomitas de maíz: Las palomitas de maíz son otro de los tentempiés fáciles de conseguir para saciar un antojo antes de la comida fuerte; pero ya sea que se ingieran dulces o saladas, son también alimentos adictivos, especialmente las palomitas de microondas, que contienen diacetil y pentanodina, dos elementos que liberan un aroma que despierta el apetito y con ello el deseo de comer este aperitivo.
  15. Cereales procesados: Los cereales en barra, con azúcar añadida y en general los cereales procesados para potenciar el sabor no tienen otro fin que generar cierta adicción a ellos, combinando azúcares y grasas para hacerlos más tentadores al paladar.
  16. Crema de cacahuete: La crema o mantequilla de cacahuete al estar realizada prácticamente con el fruto seco del cacahuete debería tener el mismo efecto de adicción que estos y los mismos beneficios para la salud, pero no es así esta crema al ser un producto industrializado el resultado del cacahuete molido lleva además otros aditivos como azúcar, sal y aceites, lo que convierte a esta crema en un alimento muy adictivo. Como siempre hay cremas de cacahuete totalmente naturales pero a pesar de ello también hay que consumir con moderación.
  17. Pipas de girasol y otros frutos secos: Las pipas de girasol y también las de la calabaza nos aportan innumerables beneficios para la salud, entre ellos reducir el estrés y mejorar nuestra memoria. Son muy adictivas, pero debes comerlas con moderación y sin límites si las ingieres sin sal, para así evitar problemas con el de sodio que originan trastornos de diversa índole. También ocurre lo mismo con otros frutos secos como los pistachos, cacahuetes, etc.

Es importante reconocer que estos alimentos no resultan perjudiciales para la salud de forma inmediata, por lo cual no es necesario ser demasiado escrupulosos con la comida, pues esto podría conllevar a otro trastorno alimenticio: la ortorexia, una compulsión patológica por comer únicamente comida que la persona considere saludable, dejando de lado grasas, carbohidratos y calorías también necesarios para el cuerpo y ocasionando problemas de nutrición. Lo que debe controlarse de las comidas adictivas o procesadas es la frecuencia de su consumo, pues hacerlo regularmente y de forma desproporcionada es lo que ocasiona todo tipo de problemas para el organismo a corto o largo plazo.



Autor: © PSIGUIDE