La productividad de cualquier empresa está directamente relacionada con la efectividad de cada uno de sus trabajadores; efectividad que resulta mucho mayor cuando el personal laboral está motivado. Sin embargo, cuando los gerentes y dueños de estas empresas no estimulan a sus empleados, generan en ellos una desidia por el trabajo mejor conocida como desmotivación laboral.
Los trabajadores que se mantienen motivados reflejan más efectividad en sus responsabilidades que aquellos que no lo están, además de desarrollar sentido de identidad y pertenencia con la empresa, que se refleja en mayor compromiso con su trabajo y mayor calidad en el mismo.
En Argentina, más del 7% de los trabajadores sufren desmotivación laboral por diversas causas, además un 70% de los argentinos opinan que mejoraría su compromiso con la empresa si les reconocieran su implicación en el trabajo. Esta desidia laboral produce daños directos (ausentismo, baja productividad, inconformidad, …) y colaterales (clientes insatisfechos por el trato-implicación del trabajador) que benefician muy poco a las propias organizaciones, todo ello sin tener en cuenta posibles enfrentamientos entre las dos partes. En la última década el buen funcionamiento de algunas empresas de Buenos Aires se debe a la figura del psicólogo que interviene en la resolución y prevención de la desmotivación fomentando de manera profesional la motivación de su activo más importante: los trabajadores.
Al analizar la conducta humana, resulta apropiado definir al hombre por su característica principal: el espíritu de superación. Se trata de la constante búsqueda de ser mejor en el futuro de lo que se es en el presente, cumpliendo los objetivos trazados para alcanzar las metas propuestas. Cuando una persona aplica para un puesto laboral, lo hace para cumplir uno o más propósitos personales, pero cuando se le toma en cuenta y se le motiva en su trabajo, hace suyos además los objetivos de la empresa, busca cumplirlos para a su vez alcanzar los propios, y todo ello se traduce en una notable mejora de la productividad.
Cuando los objetivos no son claros o el trabajador no siente la empresa como suya, no siente compromiso, no tiene motivación, por lo tanto trabaja con desidia. La rutina, falta de liderazgo, los problemas con los compañeros, la desconfianza de parte de los superiores, las dificultades para trabajar en equipo, la baja remuneración, la opresión y abuso laboral son algunas de las razones que pueden ocasionar que el empleado no construya un compromiso sólido con la empresa y se sienta desmotivado.
El estrés y la ansiedad que genera el exceso de responsabilidades y las cargas laborales en la persona también pueden ocasionar la desidia en el trabajador; cuando esto ocurre, la desidia laboral se denomina “Síndrome del burnout”, que puede afectar incluso la autoestima y causar agotamiento físico y psicológico.
Aunque la desmotivación laboral usualmente se cataloga como una situación que solo afecta de manera directa al trabajador, lo cierto es que causa estragos a todos los niveles, tanto en el ánimo y calidad de trabajo del empleado, como en la productividad y logro de los objetivos de la empresa. Es por ello que resulta importante que los gerentes sepan liderar en su entorno laboral, preocupándose por sus subordinados y utilizar diversas estrategias para estimular la motivación por el trabajo.
En el caso de los empleados, la desmotivación laboral afecta su efectividad al momento de cumplir con diversas tareas y responsabilidades, además de causar ansiedad, estrés y depresión, al sentirse insatisfechos consigo mismos por no ser capaces de afrontar sus compromisos de forma organizada y dar lo mejor de ellos, incumpliendo no sólo con los objetivos de la empresa sino con los propósitos personales y sus razones para trabajar. Todo esto puede generar consecuencias fisiológicas, como problemas de tensión, migrañas constantes y agotamiento físico y mental.
Para la empresa, la desidia de sus trabajadores es la causa directa de la disminución de la productividad y por lo tanto, de la calidad de los bienes o servicios que ofrecen al público. Esto a su vez afecta los ingresos de la empresa, su credibilidad y su posicionamiento como marca, por lo que resulta evidente que lo esencial para que una organización de cualquier tipo sea capaz de proyectarse en el mercado, es necesario que sus empleados estén satisfechos y motivados. Un personal contento en su trabajo, es sinónimo de una empresa exitosa.
Mejorar la motivación y enfrentar la desidia laboral es un esfuerzo en conjunto, entre el empleado y su superior, en representación de la empresa. En primera instancia, el trabajador debe reconocer que no está ejerciendo su trabajo de la manera en que debe hacerlo, e interesarse por mejorar su rendimiento, entendiendo que le afecta de forma personal en todos los aspectos de su vida: en lo económico, lo social, lo anímico y hasta en la salud. Simultáneamente, la gerencia debe velar por sus subordinados, valorándolos como el motor que hace funcionar la empresa.
Para mantenerse motivada, la persona debe conocer quién es y lo que busca, y preguntarse además si su empleo le ayuda a alcanzarlo. Es necesario cuestionar por qué está trabajando, y a partir de allí proyectar aquello que le impulsa a continuar, las razones por las cuales se esfuerza cada día y hacerlas visibles; se recomienda anotarlas o disponerlas de forma gráfica en un espacio cercano al área de trabajo. Elementos como una foto de la familia, una imagen de la casa ideal o el carro soñado, es una forma práctica para estimular el compromiso con el trabajo. Igualmente, tener un espacio físico dedicado solo a aquello relativo al empleo, que no se comparta con otras actividades, es parte importante para crear el hábito de trabajo, pues ayuda a entrar en contexto y concentrarse.
En caso de que la persona se sienta incapaz de animarse a sí misma y encontrar la motivación necesaria para cumplir con sus tareas laborales, lo más recomendable es buscar asesoría con el psicólogo de la institución o un profesional de la psicología externo a la empresa en caso de que ésta no cuente con una, de modo que inicie un proceso de acompañamiento y resolución de los conflictos personales que impiden al trabajador sentirse cómodo y proactivo en su empleo.
La empresa, por su parte también debe recordar que siempre se trabaja con personas para personas y hay que preocuparse tanto por el cliente como por el empleado. Es importante valorar a quien está detrás del trabajo duro, respetar su esfuerzo y escuchar sus necesidades y sugerencias, y en la medida de lo posible, ponerlas en práctica.
Un buen liderazgo se traduce en empleados motivados, cada vez más efectivos, eficaces y eficientes. Para eso, existen consejos útiles para llevar a cabo una excelente administración de los recursos humanos y, por lo tanto una buena gerencia empresarial, son los siguientes:
Es importante contar con uno o más psicólogos empresariales, según el tamaño de la organización, ya sea que trabaje directamente en la empresa o que se contraten sus servicios, un psicólogo siempre es necesario para optimizar la productividad. ¿De qué manera? Los psicólogos empresariales influyen en la mejora del clima laboral, puesto que al conocer a cada empleado, procuran resolver los conflictos personales e interpersonales de la forma más práctica posible.
Además, estos profesionales de la psicología pueden colaborar en la selección del personal de trabajo evaluando aptitudes, actitudes y capacidades del postulante a ser empleado en un cargo específico; participar en el proceso de capacitación de los empleados brindándoles herramientas de trabajo, formar parte del equipo de prevención de riesgos laborales realizando análisis psicológicos de los trabajadores y colaborar con las estrategias de la gerencia para mejorar sus capacidades de liderazgo y motivación de sus subordinados.
La desmotivación laboral puede hacerse presente en cualquier momento de la vida de una persona, incluso en el trabajo de sus sueños, puesto a que aparece por distintas circunstancias, como problemas del hogar, la familia o la pareja, o bien por insatisfacción personal. Sin embargo, se puede superar siempre que se reconozca que es un momento de dificultad y se haga el esfuerzo por enfrentar la situación, determinando la causa de la desidia y hallándole solución a la misma.