Pese a que Buenos Aires es una ciudad muy grande en la que estamos rodeados de decenas de personas cada día, puede que nos encontremos muy solos. La sociedad, los empresarios, familiares y amigos ponen muchas expectativas sobre nosotros, y en lugar de admitir que, a menudo, no nos sentimos capacitados para hacer frente a determinadas tareas, lo vivimos como un fracaso. Si este frustración se guarda y no se expresan los sentimientos de desesperación y miedo a menudo pueden conducir a una depresión. Esto sumado a la acumulación de nuestras malas experiencias nos puede afectar profundamente.
Debido al funcionamiento de nuestra mente, es un hecho científico que las experiencias de la infancia nos afectan, por tanto entender cómo somos afectados por esas experiencias nos pueden ayudar a dar sentido a la manera en que experimentamos el mundo y los que nos rodean; a través de la comprensión viene la curación. A menudo, no somos capaces de discutir nuestros sentimientos más profundos con los amigos y la familia, por tanto hablar con un terapeuta o psicólogo puede ser muy beneficioso para nosotros.
La depresión es una condición común que afecta a una de cada tres personas en algún momento de su vida. Es una enfermedad complicada con muchos síntomas y causas diferentes.
Los cambios en los hábitos, descontrol del sueño y sentimientos abrumadores de desesperación son a menudo los primeros síntomas de la depresión.
Muchos enfermos se vuelven emocionalmente separados de los que les rodean y se encierran en un mundo propio. Algunos lo describen como estar en una prisión sin ventanas o puertas, que pueden alienar a sus amigos y familiares, lo que aumenta el aislamiento.
Las personas suelen confundir la emoción con el estado de ánimo, pero hay diferencias significativas que las caracterizan. El término emoción hace referencia a la actitud que se toma en respuesta a ciertos estímulos del entorno, es decir que es reactiva, mientras que el estado de ánimo es duradero y determina los parámetros de comportamiento de un individuo.
Una vez aclarado esto, puede entenderse la depresión como una enfermedad mental o trastorno afectivo que se manifiesta a través del bajo estado de ánimo, el cual se convierte en una situación emocional permanente en donde predomina la melancolía, tristeza, decaimiento, frustración y culpabilidad. Esta enfermedad afecta directamente las relaciones interpersonales de los individuos que la padecen, lo que a su vez influye negativamente en el entorno familiar y disminuye el rendimiento laboral o escolar.
Existen distintas razones por las cuales se puede padecer la enfermedad. En líneas generales es originada por la unión de diversos factores biológicos, genéticos o psicosociales, lo que incluye el ambiente en donde se desenvuelve el individuo y las relaciones de este con su entorno. En cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se determina que más de 350 millones de personas en el mundo sufren de depresión.
Según las estadísticas, las mujeres, madres primerizas, personas con diversos empleos o con alta carga de responsabilidad, quienes no han podido superar algún duelo o experiencia negativa e individuos que se encuentran en constante estrés, son más propensos a padecerla. Pero estas no son causas determinantes, ya que personas de cualquier índole, edad y sexo pueden caer en depresión y los motivos varían según cada caso.
El consumo de sustancias ilícitas, tabaco, cigarrillo y enfermedades como el alcoholismo, bulimia, anorexia, entre otros, forman parte de las causas de la depresión, principalmente entre adolescentes y adultos, debido a que la adicción crea ansiedad y esta a su vez produce estrés y frustración. Generalmente el individuo cae en depresión cuando se percata de su situación y no se cree capaz de salir de ella.
Por otra parte, la depresión infantil es ocasionada mayormente por problemas en el núcleo familiar o escolar que afectan al niño de manera negativa, provocando que este se aísle de sus semejantes, disminuya el interés por actividades que antes eran de su agrado, tenga problemas de concentración, cambios en los hábitos alimenticios, llantos frecuentes y actitudes de ira e irritabilidad.
En la etapa de la vejez las causas de depresión se ligan a la edad, el sentimiento de soledad, dependencia o inutilidad priman en ella, además del miedo recurrente a la muerte o a las enfermedades que se adquieren por el deterioro del organismo.
Se conocen dos tipos de depresión, y se diagnostican en leves, moderados o graves en función a la intensidad de los síntomas del paciente.
Es una alteración del estado de ánimo y es conocido como el nivel de depresión más leve y común, tanto que algunos especialistas consideran que no debe ser llamada depresión, ya que no cumple con todos los patrones de esta enfermedad. Otros nombres que se utilizan para referirse a este trastorno son: distimia, depresión menor, crónica o neurótica. Caracterizado por la baja del autoestima, apatía y desanimo para cumplir con las actividades habituales. Es el trastorno afectivo que más se relaciona a la causa genética, aunque va ligado a situaciones vividas por quien lo padece.
Síntomas:
Dentro del distímico se puede encontrar otro tipo de trastorno denominado trastorno afectivo estacional; sin embargo, algunos especialistas sugieren que deben distinguirse, ya que el segundo surge únicamente en una época del año (razón por la que se denomina de esta manera), especialmente durante el invierno; pocos son los casos conocidos de personas que lo desarrollan en otra estación. Este trastorno posee los mismos síntomas que el distímico, de allí su asociación.
También conocido con el nombre de depresión unipolar o depresión clínica. Se caracteriza por el bajo y melancólico estado de ánimo, e incapacidad de experimentar placer o satisfacción. Esta enfermedad mental interfiere con la facultad de relacionarse con otros individuos, y afecta el desenvolvimiento en el área familiar y laboral o escolar, además de provocar trastornos alimenticios y de sueño que afectan la salud física. También se considera un nivel más elevado de depresión que la distimia, pero cada caso es diferente y la duración de la enfermedad varía según el paciente y cómo este reaccione al tratamiento.
Síntomas:
Tanto el trastorno distímico como el trastorno depresivo mayor, están relacionados con el déficit de serotonina, la cual es un neurotransmisor que se encarga de la inhibición de la agresión, humor, sueño, sexualidad y apetito, lo que se relacionan directamente con los síntomas de la depresión.
Asimismo, aunque no se encuentra directamente catalogado como un tipo de depresión, el trastorno bipolar se incluye entre las enfermedades que alteran el estado de anímico y generan un desequilibrio emocional. A diferencia de los anteriores, este consta de dos fases o episodios, uno con la sintomatología del trastorno depresivo mayor, y otro con síntomas casi inversos llamados maniacos.
Es una enfermedad mental que ocasiona un cambio abrupto en el estado de ánimo. Puede variar de episodios maniacos a depresivos de un momento a otro, así no haya un factor externo que provoque este cambio. A pesar de que no se ha resuelto por completo las causas de esta patología, se conoce que puede adquirirse, al igual que los casos anteriores, de manera multifactorial; sin embargo, en este tipo de trastorno es imposible no admitir un desequilibrio entre los neurotransmisores y el sistema nervioso central. Es el menos común.
Síntomas:
En los episodios maniacos
En los episodios depresivos
Se conoce que al menos 4 de cada 10 personas que padece esta enfermedad puede desarrollar síntomas mixtos, lo que quiere decir que está en capacidad de experimentar síntomas maniacos y depresivos al mismo tiempo. La duración del ciclo entre cada episodio varía dependiendo del paciente, una fase puede durar de minutos a meses.
La depresión postparto es aquella que puede desencadenar una mujer luego del alumbramiento de su bebé. Posee los mismos síntomas que el trastorno distímico y puede durar desde días hasta meses. Muchas pueden ser las razones por las que se desarrolle dicha depresión, pero científicamente se le atribuye a los cambios hormonales que sufren las embarazadas.
Las madres primerizas son las más propensas a poseer este trastorno, ya sea porque el embarazo no fue deseado o planificado, por la inexperiencia, por la corta edad que puedan poseer; por no sentirse aptas para cuidar a un recién nacido o por el poco apoyo que reciben de su pareja u otros familiares. Pero esto no es un factor determinante, hay mujeres que a pesar de haber dado a luz varias veces y tener una vida estable, desarrollan depresión.
Otras causas pueden ser: los cambios físicos tras el embarazo y el parto, la falta de sueño, los desórdenes alimenticios, la imposibilidad de laborar o de socializar como antes y tener problemas económicos o matrimoniales. Es común que mujeres que por otras causas hayan atravesado episodios depresivos, recaigan luego del embarazo.
Haber padecido una enfermedad durante el periodo de formación del feto, ser adicta a alguna sustancia y sentirse incapaz para dejarla, o por alguna circunstancia no poder amamantar al bebé, también son causas de depresión postparto.
Aparte de este término se acuña el llamado baby-blue, el cual es un trastorno que presenta las mismas causas y síntomas de la depresión postparto, pero en un nivel leve; algunos especialistas lo denominan la etapa temprana de esta forma de depresión. Esta ligera perturbación tiende a tener una duración menor, ya que la madre se siente capaz de superarla.
Los resultados de la depresión afectan tanto al individuo que la padece como a quienes lo rodean. La persona pierde interés en el quehacer habitual, no se preocupa por el cumplimiento de sus responsabilidades, siempre está fatigado y cansado, y sin querer todo esto repercute en su entorno, principalmente en el familiar.
Sin embargo, el ámbito laboral o escolar no se ve excepto, usualmente los afectados dejan de acudir a los lugares de socialización, ya sea porque no quieren expresar sus emociones o porque, a su parecer, el problema que están atravesando es mayor que el de los demás, lo que los hace sentirse incomprendidos y adquirir resentimiento y envidia.
Además, cuando no es tratada a tiempo se corre el riesgo de adquirir otras patologías como hipertensión arterial, cardiopatía y enfermedades inflamatorias. Otra consecuencia importante es el aislamiento social, el cual puede conllevar al suicidio en el caso más extremo de depresión.
Existen tres tipos de tratamiento contra la depresión: la psicoterapia, los farmacológicos y la terapia electroconvulsiva o electroshock. La utilización de cada uno de estos mecanismos dependerá del diagnóstico de un profesional, ya que los únicos con la potestad de recetar y suministrar algún medicamento son los psiquiatras.
El tratamiento varía dependiendo del tipo de depresión que tenga el paciente y el nivel de este. Generalmente para la distímia y la depresión postparto se utiliza la psicoterapia, ya que conversar con el psicólogo ayuda a que el afectado libere sus emociones, recapacite sobre lo valiosa que es la vida y retome la confianza que necesita para superar el trastorno. Pocos son los casos en que se requiere el suministro de fármacos.
En Psicólogos Buenos Aires nuestros psicólogos recibirán con aceptación incondicional lo que le está pasando o está sintiendo. No es raro que los pacientes hablen con el psicólogo acerca de las cosas que nunca han discutido con nadie, esto es positivo ya que la curación psicológica resulta muy efectiva cuando se discuten estos sentimientos o experiencias anteriormente ocultos. Durante el proceso de la terapia no es raro descubrir experiencias olvidadas, que en la actualidad tienen un impacto en su forma de ser. Este proceso de la terapia ha demostrado ser muy beneficioso para muchos. El terapeuta apoyará y ayudará en este proceso y la verdadera aceptación y la empatía que experimentará le dará el espacio para sanar.